Y un día se acaba el amor. Sucede, simplemente se diluye, se
desgasta, un día te das cuenta que ya no estás enamorado de esa persona que un
día te hacía feliz. Y entonces las personas se separan y siguen sus caminos.
Pero, ¿puede acabarse la amistad por el mismo motivo? ¿Acaso
los lazos de amistad no son como los hermanos que se eligen?
2012 fue para mi un año de quiebre, de cambios. Crecí como
persona de una manera impresionante, de la que me siento orgullosa. No me
refiero a ser mejor o peor persona, no quiero que parezca soberbia, sino que
aprendía a quererme a mi misma y a hacerme valer. Cada día puedo ver los
resultados de mi cambio de actitud y me siento muy feliz.
Pero hay cosas que no entiendo. Que me niego a aceptar. Aprendía
a ver las cosas como son, entendí que las acciones dicen más que las palabras.
Y sin embargo en este caso, sé que me pongo en la situación que prometí no
volvería a sucederme, pero no puedo rendirme sin intentarlo una vez más.
Me duele, hace rato que me duele en el alma esta situación.
Al principio pensé que era la vida, que era momentáneo. Que ya nos íbamos a
ver, era algo pasajero. Pero, ¿cómo no me va a costar admitirme a mi misma que
mi mejor amiga, aquella a la que consideraba mi hermana, simplemente ya no me
quiere, ya no siente interés por mi?
Intenté varias veces volverme a acercar, averiguar si algo
le estaba sucediendo, si había alguna razón por la que estuviera tan distante,
tan ajena, tan indiferente. Y siempre fue la misma respuesta, la evasiva, la
esquiva.
Esta vez es la última, lo intento por mi una vez más, porque
yo no puedo dejar de quererte, pero lo intento por mi una última vez más,
porque aprendí a quererme y que las relaciones de amor deben ser un constante
dar y recibir, y yo no estoy dispuesta a solo dar.
Me acuerdo las tardes y noches que pasábamos charlando, esa
vez caminando por la escollera en MDQ sentí que nunca iba a encontrar a otra
persona con la que pudiera hablar de tantas cosas sin parar y sin dejar de
disfrutar. Me acuerdo patente de estar en el desierto, bajo la enorme inmensidad
del cielo, escuchando Oasis de un auricular compartido, eternizando el momento.
O jugando al burako y comiendo los cereales cuadraditos. O.. O.. O..
Y sé que la vida nos llevó por caminos diferentes, sé que
crecimos, que conocimos a otras personas. Voy a citar lo que escribí en agosto
de 2011:
Por más que ahora vayamos por distintos caminos, por más que parezca injusto que no podamos vernos tan seguido como quisiéramos, no te olvides que un día la vida nos juntó, decidió que nuestras vidas debían cruzarse e inevitablemente entrelazarse tan fuerte y rápidamente que no somos conscientes siquiera de lo inusual del proceso. Imposible que queriéndote tanto, sabiendo que si no sos mi hermana entonces casi que sos un pedacito de mi, pueda dejar que te alejes de mi vida alguna vez.
Yo me sigo sintiendo así. La conclusión a la que
llegué es que probablemente vos ya no me quieras, ya no te sientas cercana a
mi. No quiero echar culpas, no quiero reproches. Solo quiero decirte que te
quiero con el alma y que siempre lo voy a hacer. No puedo entender que te pasó,
por qué te alejaste tanto de mí. Simplemente espero que tengas ganas de volver
a reconstruir la amistad tan linda que teníamos. Pero yo no voy a seguir
esperando y no voy a seguir poniéndome triste cada vez que te hablo y no me
respondés o me evitás. Porque simplemente ya no lo voy a hacer.
Creo que ya tengo mi respuesta y en el fondo lo sé muy
bien. Pero no quiero arrepentirme de no haberlo intentado una vez más, porque
sé que es algo por lo que vale la pena esforzarse, una vez más. Porque en una
de esas me estoy perdiendo una parte, porque en una de esas este impulso que
siento por seguir intentando es el destino, quizás pueda ayudarte saber que a
pesar de todo yo sigo estando acá.
Así que este es mi último estirón. Hastá acá llegué.
Si tenés ganas, nos veremos, charlaremos. Sino, te deseo de todo corazón mucha
suerte y que se cumplan todos tus deseos.