Qué gran día.
Tarde de un jueves en el horno de una Buenos Aires del global warming.
Tendría que hacer tantas pero tantas cosas, pero no estoy motivada. Y no gente, se hace lo que se puede.
Si hay algo que no te motiva, no es productivo; y no, no se puede hacer, no pidan milagros.
Total, qué importa si tenés que hacer una presentación en dos horas, o empezar una produccion de hollywood mañana, o prenderle fuego a un peluquín.
La vida es hoy, como afirman
estos con mucha razón, y quiero hacerles caso.
Por eso, estoy escribiendo una entrada aunque sé que el finde cuando no tenga tiempo para irme de joda por todo el laburo que estoy dejando de hacer, me voy a arrepentir.
Pero no, sabes qué, no me importa. Hoy prefiero hacerme la manicure, pintarme el pelo como el
más grande, mirarme veinticincomil capítulos de queseyo, escuchar Bigga, Papy Yanky o cualquier reggaetonero que me la suba y chamuyarme a un pendejo tomando un daiquiri de melón.
JA
Ni al escribirlo suena creible che, que cagada
Me voy a terminar el puto trabajo sobre la vida embolante del estudiante.
Que la suerte los acompañe hijos mios.
