Sabemos que nadie nos lee. Sabemos que estamos aquí, ocultas en este mundo virtual, el mundo más inmenso que la galaxia misma, aquel que encierra algo muy cercano al "todo".
Sabemos que no somos constantes. Que suceden cosas que nos inspiran, nos incitan, nos provocan expresarnos a través de las palabras sin sonido. O no. Que nos surgen del alma estas ansias de escribir, haciéndonos sentir tantas maravillas y tantos miedos. Tantas incertidumbres, certezas, dudas, confusiones sobre nuestras respectivas vidas. Estos caminos que decidimos tomar, y las opciones que día a día se nos presentan para perpetuar al infinito unas cuántas décadas de historia que tomamos, vos y yo, del tiempo del universo.
Sabemos que es lo nuestro. Que por más que nos alejemos, nos acompaña en el corazón y nos une este sentimiento.
Sabemos que por ahora, ambas amateurs, intentamos transmitir nuestros pensamientos, pasiones, alegrías y tristezas de la mejor manera posible. Sabemos también, que una de nosotras se dejó llevar -de manera muy acertada a mi parecer, de hecho- por tales impulsos y continuará desarrollándose en esta disciplina para la cual se necesita un instinto innato. Sabemos también que la otra desea encontrar su camino; y con todo el optimismo posible, enfrenta las vicisitudes, sin saber -o sin querer saber- si en verdad, su destino estará marcado por tal pasaje. Si es que las nuevas oportunidades, relaciones y sensaciones que atraviese durante este limitado período, valen la pena o no. Si es que puede, y debe, reflexionar sobre sí misma y dejar que los hechos, presiones, esperanzas y angustias la conviertan en...¿qué?
Somos dos. Ahora sí, lo sabemos. Hubo un tiempo no muy lejano, en que, inconscientemente, fuimos una mente -y media tal vez...- dividida en dos cuerpos. Pero el tiempo, finito, que se nos concede, nos ha separado un poquito. Sólo eso, un poquito.
Sabemos sí, que esto nos conecta. La catarsis silenciosa de las palabras sobre la pantalla nos genera un poco de paz en este nuevo -o no tanto- mundo de conflictos. Mundo de grandes.
Sabemos que nadie nos lee. No nos importa en lo más mínimo. Alcanza y sobra con este placer instantáneo, esta fuerza cálida que genera sobre nosotras la dualidad exquisita de la composición y lectura de un párrafo, una frase, una palabra.
Siento que necesito un poco más de esto, un poco más seguido. ¿Vos no?
